La lectura, proceso largo y complejo, requiere de múltiples procesos cognitivos.
Es reconocida la importancia que tiene en la vida de una persona aprender a leer para posteriormente adquirir nuevos conocimientos a través de la lectura. Sin embargo, esta actividad es uno de los problemas con más alta prevalencia durante el desarrollo escolar de los estudiantes, situación que se refleja en los resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes 2016, en la que solo el 46.4% de los escolares de segundo grado de primaria alcanzaron el nivel satisfactorio. En tal sentido, nos preguntamos lo siguiente: ¿qué podemos hacer para enseñarles a leer?, ¿cómo apoyarlos para eliminar o reducir el desfase que presentan?
Por esta razón, sentimos la responsabilidad de prepararnos para enfrentar de forma estratégica y sistemática la enseñanza de la lectura, permitiendo a nuestros estudiantes del nivel primario progresar y superar sus dificultades. Cabe resaltar que la lectura es una destreza que se aprende y consolida en este nivel e impacta en el desempeño académico.
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La lectura, proceso largo y complejo, requiere de múltiples procesos cognitivos: atención, memoria, lenguaje, pensamiento entre otros, que permiten al estudiante desarrollar sus capacidades y funciones de procesamiento de la información para alcanzar una buena competencia lectora. Para ello se requiere que el niño sea capaz de leer con exactitud, velocidad y comprensión; sin embargo, un número significativo de nuestros alumnos presentan dificultades en algunas de estas tareas o en las habilidades previas al aprendizaje lector.
En los últimos años, las investigaciones científicas han divulgado que para facilitar el aprendizaje lector y lograr el éxito se requiere del desarrollo de habilidades previas a la lectura como son el vocabulario, la velocidad de denominación, el conocimiento de las letras y la conciencia fonológica. El desarrollo de estas habilidades o predictores de la lectura generarán una base sólida para la iniciación de su enseñanza.
Cuando el niño ha adquirido y dominado los predictores o indicadores tempranos de facilitación para el aprendizaje de la lectura, estará listo para aprender a leer a través de dos rutas. Por un lado, se encuentra la ruta fonológica para leer palabras desconocidas o pseudopalabras y, por otro lado, la ruta visual para leer palabras conocidas, siendo esta última la más rápida y eficaz para acceder a la palabra. Ambas rutas están interconectadas y son necesarias para llevar a cabo el proceso lector.
Asimismo, comprender no solo implica responder a la representación del contenido del texto, sino a la aplicación de estrategias que permitan explicar, comparar, apreciar, informar, interpretar las pistas para comprender textos cada vez más complejos y con mayor independencia, así como el uso de organizadores gráficos para sintetizar la información.
La comprensión de textos requiere de tres tareas: la extracción del significado, la integración de este en la memoria y la elaboración de inferencias para llegar a la comprensión profunda, extrayendo la máxima información posible mediante un procesamiento lento y controlado a través de la aplicación estrategias metacognitivas durante su proceso lector con el fin de aprender a detectar dónde, cómo y por qué se interrumpió la comprensión, así como aplicar las estrategias necesarias para superar las dificultades.
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En síntesis, si deseamos formar lectores competentes serán requisitos indispensables hacer que los estudiantes lean con exactitud, velocidad y se formulen preguntas desde el comienzo del proceso lector para comprobar si están comprendiendo el escrito. Este aspecto metacognitivo permitirá a los lectores interactuar con las tareas, las estrategias y el texto.