Cuando me preguntaron si quería contar la historia de Luis Alonso, no lo dudé, hoy quiero compartir parte de nuestra historia.
Mi príncipe tiene 7 años, siempre ha sido un niño con mucha energía, corría de un lado a otro, jugaba con todo y nunca terminaba un sólo juego.
Cuando él tenía año y 3 meses yo me di cuenta de que no hacía contacto visual, no hablaba, ni me respondía cuando lo llamaba, fue entonces que decidimos ir a CPAL. Lo evaluaron y nos dijeron que tenía algunas características que afectaban su comunicación y la parte social – y que esto se podría relacionar con autismo - no podíamos creerlo, aparentemente sólo era un niño hiperactivo. Nuestra vida cambió por completo, tuvimos que hacerle una rutina, desde el momento que se le levantaba hasta que se acostaba, comunicarnos a través de imágenes y siempre anticiparle un cambio de actividad.
Después de un año de terapia (el año más largo de nuestras vidas), fue reevaluado y nos dijeron que todo el trabajo realizado favoreció a mi niño y se descartaba autismo, pero el diagnóstico ahora era Trastorno de lenguaje, es por eso por lo que no se podía comunicar de manera apropiada. Las terapias de lenguaje lo ayudaron mucho y nosotros también lo ayudamos en la casa, además empezó a asistir a terapia ocupacional y conductual, porque su problema de lenguaje lo llevó a tener problemas de conducta. Después tuvimos que pensar en su ingreso a la escuela, buscar el colegio adecuado es muy importante para trabajar en equipo.
Recuerdo que empezaron a hacerse notorios sus progresos, Luis Alonso comenzó a comunicarse con palabras un poquito más claras a los 4 años, pero aún había diferencias en su lenguaje. El año pasado nuevamente fue evaluado para conocer cómo iba el desarrollo de lenguaje hasta ese momento y confirmaron lo que se sospechaba, el diagnóstico de TEL (Trastorno Específico de Lenguaje).
Debo confesar que en todo este tiempo el trabajo no ha sido nada fácil, tuve momentos en que me sentí muy positiva al ver los avances, pero si lo comparaba con un niño de su edad, había una diferencia abismal, eso me desanimaba y me sentía muy triste por él porque los niños no lo entendían. Sin embargo, luego empecé a comprender que él no va al ritmo del resto, él va a su propio ritmo, lo aceptamos tal y como es, y desde ese momento comenzamos a ayudarlo de manera más efectiva. Hasta la fecha seguimos trabajando para que Luis Alonso mejore cada día más. Tengo la certeza que él saldrá adelante pues le seguiremos dando las herramientas para que así sea.
Si puedo ayudar en algo a otros padres que aún no comprenden bien este trastorno y darles un consejo, les diría que tengan mucha paciencia y nunca, pero nunca comparen a sus hijos con otros porque ellos son únicos y perfectos. Sigan siempre lo que los especialistas les recomiendan, no suspendan las terapias de lenguaje hasta que les den de alta pues el más beneficiado será su hijo. Recuerden que el objetivo de la terapia es ayudar no solo al niño sino también a nosotros, los padres, para entender las dificultades que presenta nuestro hijo o hija y contar con las herramientas para apoyarlo.