Cuando le duele hablar, su voz es ronca, baja o susurra y nadie puede oírlo, a menudo es un shock que se le diga que nada está físicamente mal y que su problema de voz se debe al "estrés". Es posible que no se sienta necesariamente estresado y le resulte difícil entender el diagnóstico. Entonces, ¿por qué el estrés emocional afecta nuestras voces y cómo se puede tratar esto?
¿Qué queremos decir con estrés?
Cuando se presenta un dificultad en nuestra vida, por cualquier razón, reaccionamos física y emocionalmente. Podemos sentirnos irritables, ansiosos o deprimidos. Físicamente podemos notar aumento en la tensión muscular, dolor de cabeza, dificultad para dormir o problemas digestivos. La fuente del estrés puede ser obvia y significativa, por ejemplo, el duelo o la enfermedad. Sin embargo, con frecuencia es simplemente debido a una lenta acumulación de presión y sobrecarga, con demasiado que hacer en muy poco tiempo.
¿Cómo ello puede afectar mi voz?
Nuestro tracto vocal (pliegues vocales, laringe y faringe) tiene un suministro nervioso rico y complejo, que incluye la entrada del sistema nervioso simpático. Estos nervios son parte del sistema nervioso autónomo que controla y mantiene las funciones corporales inconscientes, como la frecuencia cardíaca, la deglución y la digestión. Es en gran parte responsable de nuestra respuesta de "lucha o huida" y está estrechamente vinculado a los centros de emociones en el cerebro. Este vínculo neurológico explica cómo podemos reconocer cuándo nuestros seres queridos están molestos o enojados, simplemente escuchando sus voces.
Cuando percibimos algo como amenazante o perturbador, el cuerpo reacciona rápidamente, preparándonos para la acción y produciendo cambios físicos con los que todos estamos familiarizados. Estos pueden incluir:
- Aumento de la tensión muscular
- Aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria
- Cambios en la temperatura con temblores o sudoración
- Temblor
- Boca y garganta seca
¿Y las emociones?
Las emociones se experimentan mental y físicamente, y nuestras reacciones físicas a diferentes emociones son a menudo similares. Piensa en cómo te sientes cuando estás excitado y asustado; ambas emociones pueden resultar en un aumento de la tensión muscular, temblor y palpitaciones, pero las interpretamos de manera diferente. La excitación se percibe como un "estrés" positivo, mientras que el miedo o la ira genuinos se perciben como una "angustia" desagradable. Cuando las situaciones en nuestra vida crean angustia emocional, es posible que nos resulte difícil lidiar con ellas. Podemos optar por ignorar nuestros sentimientos y “seguir adelante con la vida”. Sin embargo, nuestros cuerpos pueden reaccionar a la angustia, desarrollando síntomas físicos tales como:
Problemas intestinales: p. ej. reflujo ácido y síndrome del intestino irritable
Problemas de la piel: p. ej. eczema, psoriasis
Dolor de espalda, cuello u otro dolor muscular (incluyendo dolor laríngeo)
Dificultades respiratorias: p. ej. ataques de pánico respiratorios excesivos, desencadenante de ataques en algunos asmáticos
Ronquera (disfonía) o pérdida de voz (afonía)
Los síntomas son perfectamente reales, pero no necesariamente relacionados con la infección, la dificultad física o la enfermedad. Cuando la voz se pierde como resultado de la angustia emocional, por lo general, se denomina un trastorno de la voz “psicogénico”. Sin embargo, los médicos varían en el uso de términos, y otros utilizados a veces, incluyen afonía/disfonía de "conversión", u ocasionalmente "afonía/disfonía funcional". Mientras que la mayoría de las personas con disfonía psicogénica son conscientes de que están estresadas, otros pueden no serlo, en cuyo caso el diagnóstico puede ser una sorpresa completa y ser difícil de creer.
Diagnóstico: Los trastornos de la voz psicogénicos pueden afectar a adultos y niños, por lo que si usted, o su hijo, se tornan roncos o pierden la voz, lo más importante es excluir cualquier causa física. Usted necesitará ver a su médico de cabecera, que organizará una derivación con el Otorrinolaringólogo (ORL) o, mejor aún, a una clínica de voz donde también habrá un especialista en voz terapeuta del habla, que pueda ofrecer más evaluación y tratamiento. El médico de cabecera también puede diagnosticar y tratar cualquier otra afección médica que contribuya.
¿Qué se puede hacer para ayudar?
Terapia de Voz: Los especialistas en Voz, están capacitados en técnicas de asesoramiento y pueden ayudar al paciente a descubrir las causas emocionales subyacentes del problema de voz. También pueden mejorar o resolver el problema de voz utilizando técnicas especializadas de terapia de voz.
Asesoramiento/Psicoterapia: A veces los aspectos emocionales necesitan la ayuda profesional de un Consejero, Psicólogo o Psicoterapeuta. Hay muchos enfoques psicológicos diferentes disponibles. Uno que se ha utiliozzado con éxito con trastornos de la voz es la Terapia Cognitiva Conductual (TCC).
Terapia manual/Masaje laríngeo: La tensión muscular dentro y alrededor de la laringe a veces puede ser difícil de resolver solo con terapia de voz. En estos casos, el masaje/manipulación laríngea puede ser útil. Algunos especialistas en voz están entrenados en estas técnicas o pueden ser llevados a cabo por un fisioterapeuta u homeopata que se especializa en trastornos de la voz. Su especialista en v puede ayudarle a encontrar estos servicios.
Medicamentos: Muy ocasionalmente trastornos psicogénicos de la voz no responden a la terapia de voz. Puede haber depresión asociada o algún otro trastorno psicológico que responda mejor a los medicamentos. En este caso, su médico de cabecera le ayudará a encontrar el medicamento más adecuado o lo derivará a un psiquiatra (un médico especializado en salud mental) para su posterior evaluación y ayuda.
Si el trastorno de la voz está relacionado con el estrés, no hay necesidad de sentirse avergonzado. A menudo, es la forma en que su cuerpo le comunica que hay un problema que necesita atender. Cuanto más podamos aprender sobre la interacción mente/cuerpo, mejor entenderemos cómo la mente puede afectar nuestra salud y su papel en la enfermedad. Con ayuda, los trastornos psicogénicos de la voz, generalmente se resuelven rápida y completamente.